Somos todos mortales hasta el primer beso y el segundo vaso, y eso lo sabe cualquiera, por poco que sepa.

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano
Lo que murió en 1991 no fue sólo la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, sino la credulidad humana. La consecuencia del fracaso del comunismo es la imposibilidad del compromiso en cualquier terreno, político o personal. Y esta derrota no solamente concierne a Rusia, sino al mundo entero. El hedonismo es la ideología de la gente que ya no tiene esperanza. Toda quimera está ya prohibida. La globalización nos convierte en tecnoconsumidores pesimistas y resignados. El amor es un sueño prohibido, como todos los demás sueños, aparte de los créditos rotatorios. El siglo XXI no se recuperará de haber ridiculizado el lirismo.

Socorro, perdón, Frédéric Beigbeder
Oscar Wilde definía la persona cínica como aquella que lo sabe todo sobre los precios, pero nada sobre los valores. Nuestras sociedades tienden a hacernos cínicos a todos. Y nadie más cínico que el economista que cree que el único valor es el valor de cambio, y minimiza los valores intangibles en el seno de las sociedades en las que todo se valora con criterios de mercado.

Economía sin corbata, Yanis Varoufakis
Nuestra sociedad cree que se puede prescindir de voluntad pero, bien mirado, es un problema bastante grave no saber lo que uno quiere. Todo el mundo necesita un objetivo preciso; ahora bien, el nuestro es cada vez más borroso. Sin sueños te transformas en un animal anodino, un paseante extraviado. Estás vacío o perdido. Durante un momento puede resultar agradable, como cuando te equivocas de calle en una ciudad extranjera. Aprovechas la ocasión para vagabundear, retrasar el momento de preguntar el camino, sentarte y mirar las nubes, como un mamífero que pasta en la naturaleza. Pero muy pronto el pánico gana terreno. Te registras los bolsillos en busca de un mapa, de un refugio o de un estuche de GPS. Echas mano de los indígenas. Llamas a taxis. Muy poca gente tiene el valor de perderse de verdad. En todo caso, yo no creo haberlo deseado. La soledad fue el regalo de cumpleaños de mis cuarenta años. Es complicadísimo ser libre. La libertad es un fardo al que te acostumbras, como la muerte.

Socorro, perdón, Frédéric Beigbeder
No podemos pretender ser los primeros, o los preferidos, sólo somos lo que está disponible, los restos, las sobras, los supervivientes, lo que va quedando, los saldos, y es con eso poco noble con lo que se erigen los más grandes amores y se fundan las mejores familias, de eso provenimos todos, producto de la casualidad y el conformismo, de los descartes y las timideces y los fracasos ajenos, y aún así daríamos cualquier cosa a veces por seguir junto a quien rescatamos un día de un desván o una almoneda, o nos tocó en suerte a los naipes o nos recogió de los desperdicios; inverosímilmente logramos convencernos de nuestros azarosos enamoramientos, y son muchos los que creen ver la mano del destino en lo que no es más que una rifa de pueblo cuando ya agoniza el verano.

Los enamoramientos, Javier Marías
El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar: a muchos los condena al hambre de pan y muchos más condena al hambre de abrazos.

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano
El amor es más bello cuando es imposible, el amor más absoluto nunca es recíproco. Pero el flechazo existe, ocurre todos los días, en cada parada de autobús, entre personas que no se atreven a dirigirse la palabra. Los seres que más se quieren son aquellos que no se querrán jamás.

Oona y Salinger, Frédéric Beigbeder
Le rogó sin condiciones, le prometió mucho más de lo que estaba resuelto a cumplir, pero tropezó con una determinación invencible. «Hay amores cortos y amores largos», le dijo ella. Y concluyó sin misericordia: «Este fue corto».

Doce cuentos peregrinos, Gabriel García Márquez
Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada.

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano
Sólo existe una cosa que no podamos vencer, porque pone fin a todo: la separación eterna. Pero, por lo demás, no hay nada que el coraje y el amor no puedan conseguir plenamente.

Moral y política, Albert Camus
A modo de disculpa le pregunté si creía en los amores a primera vista. «Claro que sí», me dijo. «Los imposibles son los otros».

Doce cuentos peregrinos, Gabriel García Márquez
«Nos guste o no, la vida sólo presenta en el mejor de los casos una coherencia parcial y los átomos de una existencia pueden disgregarse en cualquier momento como consecuencia de la fortuna o la fuerza del pasado. Conviene no olvidarlo.

Apuntes sobre el suicidio, Simon Critchley
No os dejéis seducir: 
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay ya viento nocturno:
no vendrá otra mañana.

No os dejéis engañar
con que la vida es poco.
Bebedla a grandes tragos
porque no os bastará
cuando hayáis de perderla.

No os dejéis consolar.
Vuestro tiempo no es mucho.
El lodo, a los podridos.
La vida es lo más grande:
perderla es perder todo.

Poemas y canciones, Bertolt Brecht
La política (no decimos la acción) no necesita genios. Los asuntos humanos son complicados en su detalle, pero simples en sus principios.

Moral y política, Albert Camus
La resistencia es un arte, porque no es cuestión de numantinismo, qué va, no; la resistencia es una ofensiva también, en la que tienes de desgastar al adversario.

Contra la ceguera, Julio Anguita