Si recuerdas tu pasado demasiado bien empiezas a culparle de tu presente. Mira lo que me hicieron, ésa es la causa de que yo sea así, no es culpa mía. Permíteme que te corrija: probablemente sí es culpa tuya.

Hablando del asunto, Julian Barnes
No importa la época en que se viva ni la clase social a la que se pertenezca: la persona valora mucho la vida. Es parte de la naturaleza del ser humano. No puedo pensar que exista alguien en el mundo que no valore su vida. Sin embargo, el hombre tiene que ser capaz de separarse sin vacilar de ella, debe demostrar que tiene el valor de morir. No importa cuál sea el pretexto para mostrar tal arrojo, podrá ser una restauración, podrá ser una revolución.

Últimas palabras, Yukio Mishima

La vida dura demasiado poco.
No da tiempo a hacer nada. No hay manera
de reunir los suficientes días
para enterarte de algo. Te levantas,
abrazas a tu novia, desayunas,
trabajas, comes, duermes, vas al cine,
y ni siquiera tienes un momento
para leer a Séneca y creerte
que todo tiene arreglo en este mundo.
La vida es un instante. No me explico
por qué esta noche no se acaba nunca.

Todas la canciones, Luis Alberto de Cuenca
Alguien está tensando
la malla de los términos,
pero dónde suceden las palabras de amor
y quién se atrevería a mantener
tirante el arco rilkeano
sin dispararse en una identidad
y que lo llamen cura.

Vivimos para nuestro tiempo.
Clásicos. Indigentes.
No ocupamos lugar
en las metáforas de lo habitable.
El ojo ya no acude a la mano,
aunque le llega el eco de los huesos
y le habla de tú.

Contigo nada tiene
que ver la arquitectura
puritana. La luz no te limita
y curva el horizonte
para que te imagine
sensual: exactamente como
las cosquillas de un perro entre el estómago,
que da melancolía,
y el corazón, que da conversación.

Traiciono mis principios porque no te poseo,
pero soy rico porque no poseo
y pobre por lo poco que pudiera perder.

Echado a perder, Carlos Pardo

La vida es demasiado mala o demasiado buena. La vida hay que pagarla. No hemos aprendido la gratuidad de la vida. Cuando aprendamos que la vida es gratuita le perderemos el miedo al sexo.
Pero se nace con conciencia de débito, con sentimiento de culpa, con heredada sensación de deuda. La vida es gratuita y eso es todo.
Gratuita en todos los sentidos.
No cuesta nada porque no sirve para nada. No hay que pagarla con sangre, justificarla con miedo o recaudarla en actos. Hay que prestarse a ella y dejar que se haga con nosotros.

Mortal y rosa, Francisco Umbral
Me vi obligado a reconocer que dentro de mí bullían cosas que jamás podría controlar con la razón. Dicho en otras palabras, no pude evitar que en mi interior renaciera ese romanticismo que en otro tiempo había repudiado con fuerza. Cuando comprendí que mi naturaleza era romántica, volví a los orígenes, a la adolescencia. Y al regresar a la adolescencia, salieron de golpe todas las cosas, como si del vaso de Pandora se tratara. Es cierto que, por ser sincero, la gente podría reírse de mí o criticarme, pero me parecía que no me quedaba otra salida que ser fiel a mí mismo, fiel al yo que volvía a sus orígenes.

Últimas palabras, Yukio Mishima, Hideo Kobayashi y Takashi Furubayashi
No soporto que la gente me pregunte de qué va un libro. La gente que lee buscando una trama, la gente que chupa las historias como si fueran la nata de una galleta Oreo, debería quedarse con los cómics y las telenovelas. ¿Que de qué va? Todos los libros que merecen la pena van de emociones y de amor y de muerte y de dolor.

El bar de las grandes esperanzas, J.R. Moehringer
Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar para nada en el dolor y en los sobresaltos la experiencia traería consigo.

Fiebre en las gradas, Nick Hornby
A veces pienso que nuestra única especificidad individual radica precisamente en esto: dime lo que te da asco y te diré quién eres. Nuestras personalidades son nulas, nuestras inclinaciones resultan a cual más banal. Sólo nuestras repulsiones nos definen realmente.

Metafísica de los tubos, Amélie Nothomb
Dentro de poco nuestras relaciones con los demás se reducirán al registro de sus orgasmos efectivos o inventados. Es el destino de nuestra raza, devastada por la introspección y la anemia: reproducirse a través de la palabra, hacer alarde de sus noches, exagerar sus desfallecimientos y sus triunfos.

Silogismos de la amargura, E.M Cioran
 

-Mira -dijo ella-. Que un hombre ponga a una mujer un poco en un pedestal no es lo peor que puede pasar. -Sonrió y me acarició el hombro para animarme, pero yo no logré esbozar una sonrisa-. JR, enamorarse es una bendición. Intenta disfrutarla.
-¿Y si se me rompe el corazón? -le pregunté.
Ella miró más allá de mi cabeza.
-¿Mamá?
Gesto inexpresivo.
-¿Mamá?
Mi madre bajó la vista y me miró.
-Sobrevivirás -me dijo.

El bar de las grandes esperanzas, J.R. Moehringer
Se deja de ser joven cuando ya no se escogen los enemigos, cuando uno se contenta con los que tiene a mano.

Silogismos de la amargura, E.M. Cioran
Desgraciadamente, el amor siempre es un examen práctico, no teórico, y en último término todas las reflexiones del mundo no sirven para nada. Es como si quisieras aprender a tocar el piano leyendo un manual. Igual crees que sabes qué hay que hacer, pero hasta que estás delante del teclado y descubres lo inmensa, abrumadoramente complicado que es, cuánto esfuerzo y concentración requiere, no sabes nada.

Instrumental, James Rhodes